Mi sueño

“Transmite la Verdad… para que otros aprendan 

 temprano, lo que nosotros aprendimos demasiado tarde”

Mi sueño…

…es ver un mundo donde todos vivamos en la Verdad y en transparencia, porque la gente sabe que realmente en la santidad del corazón no existe tal cosa como la separación o el mal. La gente se ha dado cuenta de que el poder reside en su interior, y este “interior” es la Presencia absoluta de la divinidad en cada uno.

Tengo la esperanza de ver los inicios de una humanidad que aprecia las enseñanzas esotéricas del pasado, no como fantasía ni escapismo , sinó como una enseñanza auténtica de las leyes que determinan toda expresión de Vida. Un abordaje  educativo  que sugiere un mundo donde la Realidad sea real y común y corriente.

A mis 77 años, no he cambiado mucho de cuando era niña. Cuando era  pequeña soñaba con un mundo donde las personas serían “afuera” lo que yo se sentía que eran por  “dentro”. Como la mayoría de los niños, podía leer fácilmente  a la gente. Los adultos no eran tan agradables como  pretendían ser y me preguntaba por qué. De hecho, nada era lo que parecía. Era esa sensación continúa e  indescifrable de saber que todos los niños deben soportar el asalto insistente del martilleo de la mente lógica del adulto.  Todo parecía suceder afuera, no había adentro; no en el mundo adulto donde se nos enseñaba. Solo habían secretos que la gente cargaba,  respecto a  ellos mismos y a todo.

Pasé más de 50 años buscando formas de hacer mi sueño realidad, exploré las prácticas de la Nueva Era, emergente en mi época, y ahondé profundamente en mi psique mientras viví en India. Una y otra vez encontré gente perdida en alucinógenos, en fórmulas de hipnosis que se suponía que te conducían a la revelación espiritual, gente anestesiada de una manera u otra; empeñada en controlar el mundo exterior en lugar de a sí mismos.

A pesar de la superficialidad generalizada y de las excesivas distracciones, durante días sin fin en India, yo era capaz de estar observando apasionadamente una flor, una pared o un espejo. Era parte de mi búsqueda personal. Yo quería descubrir las brechas en mi interior; no podía ser tan diferente a los otros. Me gustaba pensar que era el espíritu de la época pero me sentí muy sola con todo aquello.  La alegría venía con una enorme profundidad cuando me confrontaba con mi propio trasfondo interior.

En el transcurso de estas experiencias, que duraron más de dos décadas, yo ideé muchas prácticas e investigué en todos los libros escritos sobre espiritualidad, incluyendo las grandes religiones. Con atención, foco e intención, descubrí los mecanismos de la psique humana sobre la que nadie parecía hablar y finalmente me vi obligada a confiar exclusivamente en mis propias revelaciones al  no recibir aprobación o encontrar confirmación. Emergía “Alquimia Interior”, pero mi sueño aún permanecía inalcanzable.

Yo estaba completamente sola en un mundo de fiesta continua, lleno de pretensiones imaginativas. ¿Cómo iba yo a comunicar mis descubrimientos en este mundo miope y de apariencias? Mi sueño exigía declararle la guerra al autocentrismo del “yo, mí, me,conmigo”.  Desafiaba a una sociedad que se resistía a entrar en la percepción conjunta, abrazando la personalidad y la verdad del Espíritu. Una de las primeras revelaciones que tuve fue que sin una personalidad clara y consciente, no es posible el trabajo espiritual. Era más fácil hablar de sustituir que de desvelar; de sumar en lugar de restar, de culpa en lugar de auto-responsabilidad; mantener  la ilusión... antes que enfrentar la dolorosa verdad de que el sistema de creencias del mundo, (y todos nuestros planes), estaba equivocado. En  tal realidad, la vida era accidental y pertenecía al más fuerte y al más insensible. La divinidad era remota  y nadie tenía idea de porqué las cosas sucedían de esa manera.

Creé grupos y empecé una escuela con las nuevas técnicas adquiridas, todas y cada una de ellas apuntaban al manejo del sistema energético personal,  el cual acaba determinando la vida colectiva. Cada vez, me acercaba más a la creación de ese espíritu de comunidad que fomenta la transparencia pero solo para descubrir que muy pocos estaban preparados para cambiar su forma de pensar o su perspectiva; en cambio,  era más fácil maquillar  y revestir el contenido de la mente, encontrando nuevas etiquetas para los conceptos rancios.

Cuando ya había perdido toda esperanza de realizar mi sueño y me había acomodado a una especie de    espiritualidad básica en Paraguay, me sacaron de esta situación dos personas jóvenes quienes, inexplicablemente, creyeron en mí y en mi trabajo, incluso sin entenderlo. Insistieron en que lo que ellos denominaron mi “legado” fuera conocido. Así que me llevaron a Londres y realizamos una serie de conversaciones que harían posible que se manifieste mi sueño.

Nada puede cambiar si nuestra mente humana, ese instrumento que usamos tan automáticamente, no se entrena en percibir desde otro punto de vista que no se el del yo personalizado , y sí desde una perspectiva del poder genuino del Espíritu.  Un “poder” que está muy lejos del voluntarismo personal que prevalece. El camino incluiría actuación en todos los niveles de la realidad para traducir el todo de forma neutra y coherente, desde el lenguaje no-lineal del corazón.

En todas partes, durante los últimos veinte años,  las personas vienen hablando de cambio sin que nada cambie. El ingrediente faltante es que el foco debe cambiar de la mente personal interpretativa al  “Yo” global, sensible y colectivo. Esto va más allá de las ideas y requiere de un envolvimiento emocional y vital, empezando con la propia vida del individuo. Obviamente, esto interrumpe cualquier agenda que busque continuidad y compensación y es casi imposible para la mentalidad fija del adulto.

La llave realmente reside en un sistema educativo totalmente diferente que consiste en un reciclado profundo de la conciencia de la vida, los sentidos,  las energías y facultades de poder. Algunas almas muy valientes se han reunido a mi alrededor y han hecho justamente esto en las dos últimas décadas. Vienen de diferentes partes del mundo y constituyen mi equipo. Estamos preparados para dar la bienvenida a otros.  

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El objetivo es enseñar personas que puedan aprender las leyes de la Conciencia y su correcta aplicación.  Para que luego ellas puedan llevar  las enseñanzas “allí  fuera” e implementarlas en sus propias vidas con su estilo propio. Ellos serán  líderes de verdad y los maestros del futuro; los auténticos influenciadores  que conocen  y viven el secreto de la Inteligencia Superior. Gente con una visión que empodera el “interior”, permitiendo que recupere su lugar de dominio en el mundo. Esta gente es la que estamos buscando ahora en nuestra escuela. Soñadores como yo, que hacen más que simplemente soñar. 

El sueño de la infancia que para algunos será un sueño infantil se está haciendo realidad. Porque en un sentido, no es solo “mi” sueño, es el más intímo y sincero anhelo de cualquier alma sensible.

Ahora, en Europa, se está creando una escuela de Conciencia para aquellos que estén dispuestos a recorrer el camino de una completa transformación. Y esto apoyará a aquellos que también están dispuestos a llevarlo al nivel siguiente, compartiéndolo activamente.

No sé si llegaré a ver cumplido completamente mi sueño, pero, allí donde quiera que esté en Espíritu, me regocijaré viendo a los niños del futuro crecer en una total madurez interior y exterior, habiendo abrazado las verdades de la existencia: que hay leyes invisibles que gobiernan el mundo de la materia y emergen de las profundidades de lo no-visto. Estas leyes susurran dentro del alma hambrienta  y añoran ser expresadas.

Ven y únete a nosotros para que juntos establezcamos  los fundamentos  del  modelo educativo del futuro.

“Transmite la Verdad… para que otros aprendan

temprano, lo que nosotros aprendimos demasiado tarde”

ZR